¿Es la psicología una ciencia de las respuestas? ¿Es una ciencia social que trata de la búsqueda sistemática de respuestas sobre el funcionamiento de la mente y el cuerpo como un todo para encontrar una mejor salud? ¿Es la práctica en el arte de las preguntas, de la generación de vacíos para profundizar en un camino de comprensión y adentramiento en las propias vivencias? ¿Es un viaje para el cual sabemos ya el destino? ¿Para el que conocemos el camino? ¿O es más bien un caminar con referencias brujulares, pero abierto en cuanto a los finales y los derroteros?
Hace poco mi dentista me dijo una frase que todavía me resuena. El cuerpo no tiene vacíos. Ni siquiera el tubo digestivo. Quizás la cavidad bucal. Por eso cuando una muela desaparece, cae, la encía rápidamente tiende a cubrirla. El vacío, en este caso, es lugar de siembra para los gérmenes. El cuerpo se protege llenándolo.
Me quedé pensando en esa idea desde la mirada psicológica. Ciertamente el cuerpo, en este sentido, tampoco admite el vacío… La máquina de la neurosis, la identidad, cuando la entendemos como algo cerrado, o el pensamiento en la meditación, por ejemplo, tienden a cerrar siempre nuestra vivencia en una explicación, en un parloteo, en un concepto, llenando los silencios con palabras que devuelvan la experiencia hacia caminos conocidos, o que nos resulten más habituales.
En ocasiones el gran mercado en el que, entre otras muchas cosas, se está convirtiendo la práctica psicológica alimenta esta inercia. La psiquiatría cuando es entendida únicamente como una fuerza de diagnóstico y su consecuente y continuo incremento en los fármacos como respuesta, a veces única ante estos, sería el extremo de esta expresión.
Diagnósticos junto con un sinfín de explicaciones todas oportunas y muy interesantes para comprender (nos). Para aliviar el sufrimiento. Respuestas necesarias para profundizar en el infinito de la vivencia humana. De la salud mental. También respuestas que, cuando excluyen los vacíos, se pueden convertir en caparazones donde encerramos la angustia. La búsqueda. La apertura de la vivencia de eso que somos. Si es que somos algo. Un “ser” cerrado por la vivencia explicada.
Son varias las personas con las que trabajo que viven como una gran necesidad la búsqueda de diagnósticos. Encontrarse como personas con altas capacidades, como personas diagnosticadas (o, sobretodo, auto diagnosticadas) de TCA, TDHA, TEA, o con todo el mundo del eneagrama, que tanto significado le ha dado a mi propia vivencia, como seises, cincos, víctimas de un apego desorganizado, resonantes con un trauma transgeneracional….
También, de manera cada vez más recurrente, escueta y fragmentada, el encuentro de pequeñas recetas, a miles en las redes. Qué son las parejas afectivamente responsables, cómo generar apegos seguros, afrontar de manera asertiva una ruptura, vivir el duelo cumpliendo profundamente todas sus etapas, liberate del trauma en 4 tips…. Respuestas muchas de ellas nutritivas que nos pueden ayudar a encontrar claridad y entendimiento.
Y lo contrario. Como acompañantes, muchas veces, hacemos el juego a la neurosis, a estas inercias de cierre “fácil”, con tanta explicación teórica, (pseudoteoríca en su mayoría). Mierda de elefante que decía Perls. Entregando respuestas que se utilizan como cápsulas donde enterrar la angustia. O como caminos, esquemas y planes que cumplir en los que ocuparnos para no seguir mirando. La respuesta detiene la pregunta.
En este sentido mi pregunta es si no será la psicología, además de una ciencia de las respuestas, un arte, una artesanía cuya misión es acompañar el vacío que somos. Y no solo acompañar, sino incluso alimentar y provocar el vacío como germen de nuevas preguntas. Evidentemente también desde el sostén y desde el cuidado y manejo de esta angustia. La ajena y también la propia.
Y todo esto sin plantear un debate, a la par, o quizás más interesante. El entender que todas estas personas, alimentadas con esta plétora de respuestas, siguen individualizando su comprensión del todo. Respuestas individualizadas que, como tantas veces hemos nombrado, auto-responsabilizan sin generar una mirada que problematice el contexto social. La psicología como práctica que genera autoconocimiento auto responsabilizador descontextualizado del entorno social. La salida es hacia adentro, si. – Sigan profundizando. Del resto ya nos ocupamos desde el mercado.